EL ARTE DE FINGIR DEMENCIA
Luego de perder las elecciones en la Provincia de Buenos Aires, de que el Congreso le dijera que no a los vetos contra la Universidad y la Emergencia Pediátrica, y con el dólar haciendo crossfit en ascensor, el Gobierno Nacional sigue afirmando que “estamos en el buen camino”. Debe ser ese camino que te lleva directo a chocar con la misma pared, pero a toda velocidad, porque parece que al presidente le gusta coleccionar moretones.
OPINIÓN
David Alos
9/21/2025


Los rumores vuelan más rápido que la nafta, y lo que sopla el viento esta vez es que el mismísimo Presidente habría dicho que si pierde en octubre las legislativas podría renunciar. ¿Flashback del 2001? ¿El “club del helicóptero” calentando motores? Capaz. Todo puede ser, porque en Argentina la política siempre tiene un plot twist más que Game of Thrones.
Pero el verdadero rumor, el que nadie tapa con cortinas de humo, es la crisis que se cocina a fuego fuerte: inflación que no baja ni con magia, pobreza que crece como yuyo, dólar que se ríe de todos y trabajo que desaparece más rápido que la estabilidad emocional de un funcionario libertario en conferencia de prensa.
Estos cuatro índices son el verdadero jurado de la política argentina. A ningún presidente lo tumba un hashtag: lo derriban la heladera vacía, el laburo que no alcanza y la angustia de no saber si pagás el alquiler o comés. Y Milei no inventó nada: lo único que inventó es la manera de decirte que es culpa tuya si no te alcanza. Eso sí, frente a tanto ajuste, el pueblo sigue saliendo a la calle: defendiendo la Universidad Pública, la salud de lxs pibes y todo lo que nos quieren serruchar.
AUTOR
David Alos
El ejemplo más claro fue el búnker libertario en La Plata. Arrancó reconociendo la derrota, parecía humano por unos segundos… hasta que recordó que tenía un guion. Y volvió a repetir que el equilibrio fiscal y la motosierra “no se negocian”. Traducción: podés votar lo que quieras, pero yo sigo recitando la Biblia del ajuste aunque se prenda fuego el país.
Milei no está loco. Ni su hermana Karina es una médium que habla con los perros para decidir políticas. Esa explicación fácil nos distrae. Milei sabe exactamente lo que hace: destruir lo más rápido posible para que sus amigos —los Caputo, los Sturzenegger, los Bullrich— se llenen los bolsillos. Y mientras tanto, te venden la idea de que “no hay alternativa”.
¿Ejemplo? Toto Caputo. El tipo que en dos días quemó mil millones de dólares como si fueran fuegos artificiales para un cumpleaños de 15. Después, sin ponerse colorado, fue a un streaming a decir que si hacía falta iban a vender todos los dólares. Tranquilidad total, ¿no? Mientras tanto, los verdaderos gordos de este país están sentados a la mesa comiendo caviar, y vos te peleás con el cajero del súper porque no podés pagar un kilo de pan.
La política necesita debate, pero no debate de TikTok, sino real: volver a escucharnos y entender que votar con odio es votar contra vos mismx. La historia argentina ya nos dio suficientes piñas para entender que cuando elegimos desde la bronca, los únicos que pierden son los de abajo.
Es hora de cambiar el chip, de frenar a esta derecha recargada que solo piensa en enriquecer a los suyos. Milei no vino a cambiar la política: vino a repetir las recetas viejas de siempre, con el mismo nivel de corrupción, pero con más gritos y menos peluca.
Porque si algo dejó claro este gobierno es que no sabe de crecimiento económico. Lo que sí sabe es de contradicciones olímpicas: dicen que no emiten, pero emiten; que bajan la inflación, pero el changuito sube; que los salarios crecen, pero tu sueldo no llega a la segunda semana; que bajan impuestos, pero los únicos que pagan menos son los que tienen más.
Lo único en lo que son expertos es en el arte de fingir demencia frente a las necesidades del pueblo argentino. Y eso, amigxs, es imperdonable. No importa de qué color político seas: cuando te dicen que todo va bien mientras vos contás monedas para el bondi, lo que están haciendo es cagarse en vos.




