POR UN PARTO HUMANIZADO, RESPETADO Y LIBRE DE VIOLENCIAS
Hace un año, San Juan empezaba a transitar un camino, nacía el Observatorio sobre Violencia Obstétrica (OVO) con el fin de poder visibilizar esta problemática y, también, poder ser nexo para que este tipo de violencia - que se ejerce sobre las mujeres y personas gestantes - encuentre un camino de denuncia donde prime la escucha y el acompañamiento a la víctima. Pero el camino, como siempre, no fue fácil.
OPINIÓN
Laura Ferraris
5/14/2025


Hace un año, San Juan empezaba a transitar un camino, nacía el Observatorio sobre Violencia Obstétrica (OVO) con el fin de poder visibilizar esta problemática y, también, poder ser nexo para que este tipo de violencia - que se ejerce sobre las mujeres y personas gestantes - encuentre un camino de denuncia donde prime la escucha y el acompañamiento a la víctima. Pero el camino, como siempre, no fue fácil
Una de las cuestiones primarias que se planteó el observatorio fue poder recabar relatos y testimonios para poder elaborar estadísticas, para que este tipo de violencia sea tomada con la relevancia que merece. Actualmente han logrado recabar 27 relatos en el marco de un relevamiento nacional.
Recabar los testimonios es solo una parte, lo que está realizando el OVO es el camino de la denuncia y también recolectar la información para poder, con todos los testimonios, ir a las instituciones a exigirles que se arme en CAVIG o en algún organismo particular, un espacio en el que se recepcione puntualmente este tipo de denuncias. Y, al mismo tiempo, que las instituciones cumplan con lo establecido en la Ley de Parto Humanizado (25.929).
Con el fin de seguir avanzando en este camino, y con el foco puesto en la Semana Mundial del Parto Respetado, la Campaña Nacional contra la Violencia Ginecobstétrica y el Observatorio sobre Violencia Obstétrica abrirán las puertas de su sede oficial, este sábado 17 de mayo a las 16:30 hs.
La cita es en Mitre 455 (O), con mate en mano y ganas de charlar, la idea es compartir relatos de partos y nacimientos y también de violencia obstétrica. La capacidad del lugar es reducida, por lo cual si te interesa participar debés inscribirte en el siguiente enlace: https://forms.gle/wJChBGYWMMqLioeT9 o podes comunicarte por redes sociales en: @ovo.san.juan o @campvgo.sj
AUTORA
Laura Ferraris
Hablar del OVO nos obliga, también, a hablar de la Campaña Nacional contra la Violencia Ginecobstétrica. Nació hace dos años, cuando un grupo de mujeres autoconvocadas decidieron organizarse y, con ese primer envión, surgió la marea roja.
“Decidimos ser ‘Campaña’ y, como tal, construir alianzas entre personas y organizaciones potenciando la lucha y articulando acciones en los distintos territorios nacionales. Así nacieron también las expresiones locales de esta Campaña Federal, presentes en múltiples provincias de todo el país.
Decidimos crear una insignia que nos represente: de ahí nació el pañuelo rojo como bandera. Un pañuelo que es como nuestra sangre, que tiene de logo un mandala simbolizando nuestra unión y que además es un cuerpo gestante.
Decidimos el lema “Mi parto, mi decisión” que sintetiza el corazón de nuestra lucha: recuperar la soberanía sobre nuestros cuerpos.”
Este texto se puede encontrar en la página web de la campaña https://campvgo.org/ donde además podes encontrar herramientas de formación, información y datos de contacto de esta organización.
Llegando a este punto de la nota, creo que es importante aclarar algunas cosas: que el tema esté en medios de comunicación, no es sinónimo de que la información que está circulando sea un beneficio para instalar los debates que necesitamos y que nos atraviesan como sociedad.
Las crónicas policiales, contando hasta el último detalle de lo que le pasó a Melanie, lo único que hacen es revictimizar, exponerla desmedidamente y no respetarla a ella, ni a su vida o a su familia. Los medios de comunicación y lxs periodistas debemos ser responsables de no generar mensajes violentos, que revictimicen o que, simplemente, no lleven más allá de la indignación del hecho relatado.
La violencia ginecobstétrica existe y está naturalizada, porque personas como Marley pueden contar abiertamente en una entrevista cómo fue la toma de decisiones para el nacimiento de su hija: “En un momento, viene el médico y me dice que había mucho sangrado, y me habló de un nuevo método que es como una especie de aspiradora para succionar [al bebé] y acelerar el momento. Me preguntó si quería eso y le dije ‘yo no quiero eso, quiero que nazca natural’”.
“El médico me dijo que la bebé no estaba encontrando el camino del parto y que él tenía que priorizar que no haya sangrado. ‘Por supuesto’, le dije, y ahí me propuso descansar una hora y media para ver si estaba bien y si seguíamos con el trabajo de parto normal”.
Ese relato deja en evidencia el camino de la violencia obstétrica, la mujer no es la dueña de su parto, está ahí para obedecer y no quejarse. La toma de decisiones en ese relato es enteramente masculina y está muy ligada a una idea estereotipada de cómo debería ser un parto.
Si bien después el conductor hizo una serie de aclaraciones en sus redes sociales sobre sus declaraciones, es un buen ejemplo para dimensionar la naturalización de este tipo de violencia.
Volviendo al tema, la Ley 25.929 de Parto Respetado tiene 5 ejes fundamentales:
1. Derechos de las mujeres: Reconocer y proteger los derechos de las mujeres durante el proceso


























En Argentina, hace 21 años, se sancionó y promulgó la Ley 25.929 de Parto Respetado, en agosto y septiembre respectivamente, pero no fue reglamentada hasta 2015. La ley defiende los derechos de las madres, los recién nacidos/as y sus familias al momento del trabajo de parto, parto y post parto, donde están detallados los distintos derechos que deben garantizarse a la mujer, al recién nacido/a y a su familia.
Pese a que la ley existe hace 21 años y está reglamentada hace 10, todavía se habla muy poco de la violencia ginecobstétrica, de sus efectos y de lo normalizada que está en nuestra sociedad.
Esta semana, se conoció la noticia de Melanie Carranza, una joven que falleció en el Hospital Rawson luego de haberse presentado en cuatro oportunidades y atravesar un tratamiento ambulatorio. La familia denunció mala praxis y, desde el hospital, sumariaron a los médicos que intervinieron en el tratamiento de la joven.
Este caso, sumado a que del 13 al 19 de mayo se conmemora la semana del parto humanizado, desató que durante estos días se hable mucho de la joven pero también de la violencia obstétrica.
proceso de parto, asegurando que sean informadas y que puedan participar en las decisiones sobre su atención.
2. Atención personalizada: Promover un enfoque centrado en la mujer, que respete sus preferencias y necesidades individuales, tratando de reducir intervenciones innecesarias.
3. Calidad en la atención: Mejorar la calidad de la atención en los servicios de salud, minimizando riesgos y favoreciendo prácticas que aseguren la seguridad de la madre y del recién nacido.
4. Apoyo emocional y psicológico: Incluir el apoyo emocional y psicológico durante el parto, reconociendo que esta experiencia tiene un impacto significativo en la salud mental de la madre.
5. Prevención de problemas de salud: Implementar protocolos que ayuden a prevenir situaciones de riesgo y complicaciones durante el embarazo y el parto.
Los ejes de esta ley son básicos, apuntan a la atención integral de la mujer o persona gestante en el que puede ser considerado un momento de extrema vulnerabilidad y donde debería primar un trato digno, con perspectiva de derechos, con atención sanitaria interdisciplinaria y siempre respetando los deseos de la persona que esta atravesando el proceso del alumbramiento.
Malos tratos, insultos, prácticas médicas innecesarias, no informar sobre medicación o procedimientos médicos, prohibir la entrada a une acompañante, es violencia obstétrica.
Conocer nuestros derechos, empoderarnos y luchar para garantizarlos es nuestra responsabilidad, aportar y habitar en los espacios que se generan para que esto no nos pase a ninguna tiene que ser el camino.
Visibilizar y concientizar sobre la violencia ginecobstétrica nos permite repensar la forma en que las infancias llegan al mundo, sobre la importancia de acompañar el proceso de la gestación y el alumbramiento, con acceso a información clara y siempre pudiendo elegir la forma en la que queremos parir.